martes, 31 de diciembre de 2013

Recorriendo Buenos Aires

El cementerio de Recoleta es uno de los más bellos que he visto jamás. No es enorme, pero impresionan los bellos mausoleos coronados de estatuas de ángeles en lo alto como despidiéndose de los difuntos en su elevación. 


Cola ante el mausoleo de Evita.

En muchos lugares de la ciudad queda patente la fe religiosa de los argentinos, como en este altar en el subte (metro).



En cuanto al transporte colectivo, muy necesario en una ciudad tan grande, es de lo más variopinto. Los colectivos (autobuses) están decorados con estampas de vírgenes o con peluches. Se pagan 3 pesos únicamente con monedas, ya que no hay cambio en el interior. El problema es que nadie tiene monedas de 1 peso o de 5, 10 o 25 centavos. Esta mañana un conductor muy amable nos cobró sólo a los adultos y varias mujeres del autobús nos dieron cambio dentro para que pudiéramos pagar. No es un medio fácil para turistas pero tiene encanto descubrir como se ayudan las personas para solucionar estas dificultades del transporte. He aquí el bus de esta mañana.

 
En cuanto a los taxis, el asunto es aún más complicado...
Son negros y amarillos pero no son recomendables porque ultimamente se aprovechan de los turistas y les dan el cambio en billetes falsos. 
Existen grupos de taxis particulares llamados remises a los que se llama por teléfono, te dan su número para que los reconozcas cuando van a buscarte y son más seguros. 
Existe el metro (subte) que cuesta 3,50 pero hay pocas líneas y son paralelas, así que hay que llegar al centro para cambiar de línea.

En conclusión: nos compramos una tarjeta llamada "sube" que se recarga y sirve tanto para bus como para subte (el metro), aunque caminar mucho es lo mejor. 

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